martes, 27 de julio de 2010

Sueños

La otra noche me pareció que la Luna susurraba tu nombre,
y abrí la ventana, dispuesta a dejarte entrar otra vez;
pero no apareciste… y tuve que conformarme
con sólo aspirar tu dulce aroma
que se filtraba a través de las cortinas.

Solté un suspiro y miré aquel círculo de luz blanca
que se asomaba por sobre mi cabeza.
Permití que mis oídos y mi imaginación
jugaran juntos una noche más.

De entre los sonidos de afuera
tu voz me pareció conocida,
pero fue simplemente el deseo
de tenerte junto a mí.

Un sueño profundo
que no podía dejar de ser real.
Una imagen tan nítida
que prometía más que una simple desilusión.

Una caricia que hacía sonrojarme,
una tan voz dulce que el mismo canto podría envidiar.
Sólo un sueño, una ilusión tal vez.
Finalmente me rendí y cerré los ojos.

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